Desgraciada o afortunadamente, venimos solos a este mundo; pero, es desde el preciso instante en que nacemos cuando comenzamos a generar vínculos emocionales con la realidad que nos rodea. Vínculos afectivos de familia, amistad, conocidos, animales, plantas, e incluso con objetos, por muy ridículo que pueda llegar a parecer. Estos vínculos sufren un proceso al igual que la vida: nacen, crecen, se afianzan y, eventualmente, mueren. Sin embargo, son estos, junto a las experiencias vividas, los que conforman buena parte de nuestra personalidad.
Las primeras pérdidas son las más dolorosas, pero con el tiempo aprendes a vivir sin ellas, mismamente más fuerte que antes. No debe preocuparnos avanzar. No debe preocuparnos caer. No debe preocuparnos romper lazos. No debe preocuparnos el pasado. Avanzar es crecer, cristalizar. Caer es levantarse, fortalecer. Romper lazos es generar de nuevos. El pasado es un tiempo que ya fue, mira de frente porque no volverá. Estamos aquí y ahora, siendo el ahora presente y futuro inmediato; presente que nos va dejando para tomar forma de pretérito indefinido.
A lo largo de mis vivencias he aprendido, que hay que dejar que los fantasmas abandonen la estancia, al igual que las hojas de un árbol caduco hacen cuando asoma el otoño; el frio llega y se impone la razón. Así que: sueña e imagina, haz y deshaz, intenta y cae, sonríe y levántate, da un salto de fe al vacío, empieza a volar, y disfruta.

NGE